El amor al campo, el honrar la historia familiar y poner en valor la producción del departamento, esos son algunos de los pilares que movilizaron a la familia Sánchez a forjar su emprendimiento. Con los olivos y las aceitunas como fortalezas más que como insumos, dieron forma a “Regionales Pocito”, una marca que creció y logró su lugar en las preferencias de los sanjuaninos con su calidad y origen que recupera recetas con identidad de hogar y tradiciones.
En diálogo con Diario La Provincia SJ, Miguel Ángel Sánchez reconoce que su emprendimiento nació de no dejar caer la finca de su suegro. Tras fallecer, los inquietó que el campo pasara al olvido y se propusieron que eso no pasaría.
“En la finca había unos olivos que había plantado mi cuñado y estaban perdiéndose. Entonces decidimos con mi esposa que íbamos a recuperarlos e iban a entrar en producción. Así lo hicimos”, contó. Y en eso, fue partir de cero para ellos que no tenían conocimientos para manejar las plantas de olivo.
“No sabíamos ni podar ni nada y mi cuñado nos dio una ayuda. Pero también lo reforzamos viendo videos de YouTube, de lo que hacen en España. Con eso, aprendimos cómo se podaba, cómo era el olivo, cómo había que plantarlo, el riego y todas sus características. Ahí empezamos a producir y lo primero que surgió fue hacer aceitunas en conserva. En eso, mi esposa sabía prepararlas y aprovechó su saber”, agregó haciendo un repaso de los primeros tiempos.
Miguel Ángel y su esposa Mercedes contaron con el apoyo y la ayuda de sus hijas Micaela, Lourdes y Lorena, que sumaban esfuerzos para cosechar las aceitunas del campo familiar.
“Les gustaba ayudar porque era algo nuevo y además, teníamos contacto con la naturaleza. Es que, por la ubicación de la finca, por calle 8, entre calle Mendoza y Lemos, se ven desde pájaros de distintas especies a zorros”, recordó.
Un nuevo camino
Miguel Ángel relató que la familia tenía un negocio pero un problema de salud lo llevó a replantearse el ritmo de trabajo y “bajar muchos cambios por los nervios y el estrés”. Entonces, el emprendimiento vino a colocar esa cuota de “alternativa más tranquila” que necesitaba.
“Apuntamos a esto porque también nos gusta. Nosotros venimos de bisabuelos que trabajaron en sus fincas. El padre de mi esposa tuvo finca siempre toda su vida. Mi papá, en su época, también tuvo. Entonces, nos tira a la tierra. Nos da lástima que se pierdan las plantas. Y es algo que a uno le gusta. Se siente bárbaro, se pasan ahí nomás las horas. Compartimos y pasamos tiempo en un lugar especial”, resaltó el emprendedor, orgulloso del giro hacia sus orígenes que le dieron a su vida.
En ese camino, siguieron apostando con las aceitunas verdes preparadas ya que la finca tiene la variedad “Aloreña”, ideal para conserva. En otra parte de la finca, donde las plantas son más chicas, se destaca la variedad de aceitunas “Changlot”.
“Hemos tenido mucha ayuda familiar para que nosotros podamos producirlas. De hecho, es algo que no es una receta fija, va variando de acuerdo a la maduración de la aceituna, la temperatura, lo que se le pone y muchas cosas. Hay cosas que no sabíamos y vamos aprendiendo sobre la marcha”, expresó Miguel Ángel sobre lo que los moviliza desde el primer día: siempre se puede mejorar.
En eso, también empezaron a incursionar en la elaboración de aceites de oliva, siempre con el toque “artesanal y casero”. “Algo que nunca imaginamos; es muy chico. En cuanto a las aceitunas para el año que viene queremos mejorar con una seleccionadora por tamaño. También repensar los envases y las etiquetas; siempre estamos pensando en algo”, dijo entusiasta.
Con esa premisa de avanzar, los Sánchez empezaron a vender sus productos en un local en Pocito y en la Feria Agroproductiva. “También teníamos la inquietud de mostrarnos y fue la misma gente la que nos impulsó a participar. Y la verdad es que ha sido de mucha utilidad porque hay mucha gente que, a lo mejor, no sabe el gran impacto de la feria agroproductiva donde se puede ir a vender productos y además, nos dan una mano. Nos avisan de las fechas, nos prestan tablones, manteles y nos dan el lugar, algo que es caro y es algo público. Nos dan muchas posibilidades”, agregó agradecido.
“Hemos conocido en las ferias a personas que nunca hubiéramos imaginado. Es importante el contacto con otros emprendedores y con el público que nos comparte qué aceitunas comía y cómo. Hasta nos comparten recetas; el trato con la gente es muy lindo”, sumó.
Cada vez que hay feria, la familia se organiza para estar y también para mantener su local abierto, al mismo tiempo.
“Empezamos con una expectativa chica en cuanto a la venta, pero ahora tenemos otra: ir mejorando porque la misma gente te obliga a que des más”, aseguró.
La identidad de marca, con valor agregado
El emprendedor compartió por qué eligieron “Regionales Pocito” como marca. “Es para resaltar el departamento: hay muchos olivos y no se aprovechan. Se están arrancando para hacer casas de fin de semana, o porque ya les molesta. Entonces, por eso pusimos “Regionales Pocito para identificar los productos que hay acá; tenemos muchos para industrializar”, manifestó.
Miguel Ángel expresó que miran a Pocito con nostalgia de sus producciones y potencial: “quizás no nos damos cuenta lo que tenemos. Y podemos recuperarlos y empezar a producir. Les diría a quienes quieran animarse que si hay obstáculos, hay que pasarlos y no bajonearse porque todo pasa. Si uno apunta y tiene una visión hacia el futuro de hacer algo, habrá piedras en el medio, hay que tratar de saltarlas y seguir adelante”.
Dónde encontrar a “Regionales Pocito”
La familia Sánchez participará de la próxima Feria Agroproductiva, prevista para el 5 de mayo. Y en Pocito, pueden visitarlos en su local en calle Aberastain, antes de Calle 13 y en la esquina de calle Medina Suárez, de lunes a sábado de 10 a 14, de 19 a 22 hs. y el domingo en la mañana.
Además de sus productos estrella en aceitunas y aceite de oliva, tienen producción propia de dulces de damasco, durazno, alcayota y membrillo así como salsas de tomate.
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