San Juan tiene referentes que inspiran con su historia, su compromiso y sus valores. Uno de ellos es Rolo Garepia, caucetero de 58 años, quien actualmente ocupa el cargo de director de la Zona 35, la máxima autoridad del movimiento scout en la provincia. Su historia es la de un niño que a los 8 años se sumó por curiosidad y terminó dedicando su vida entera a formar generaciones con valores, fe y amor por la naturaleza.

Soy el primer promesado del grupo Scout Cristo Rey de Caucete. Me inicié a los 8 años, cuando vinieron unos jóvenes al colegio a invitarnos a formar parte de algo que no sabíamos bien qué era. Y acá estoy, 50 años después”, cuenta Rolo a Diario La Provincia SJ.

En aquel momento, el scoutismo recién comenzaba a germinar en San Juan. Rolo fue parte de ese inicio, cuando todo era una aventura desconocida: “Era como una travesura, una manera de descubrir algo nuevo. Nadie sabía bien qué eran los scouts. Pero a través del juego y de la vida al aire libre, descubrí los valores que hasta hoy me acompañan”.

El caucetero fue el primer promesado del grupo Scout Cristo Rey y hoy lidera a nivel zonal el scoutismo provincial. Foto: Diario La Provincia SJ.

Una vida marcada por valores

Garepia explica que el movimiento scout es una forma de vida, basada en principios y aprendizajes que se transmiten a través de experiencias reales: “Trabajamos con un sistema educativo no formal, que es transversal: el juego, el contacto con la naturaleza, la contemplación de la belleza natural, todo eso nos ayuda a formar personas con pensamiento crítico, con valores de familia, amistad, trabajo, fe y hermandad”.

También remarcó que la espiritualidad es un eje fundamental, con una mirada amplia e integradora. “Vemos la grandeza de Dios a través de la naturaleza. Todo lo que hacemos tiene como objetivo dejar el mundo mejor de como lo encontramos”, señaló.

Encuentro scout en Pocito: grupos de toda la provincia participaron de una jornada de integración. Foto: Diario La Provincia SJ.

Hoy, Rolo no está solo en esta misión. Toda su familia forma parte del movimiento: su esposa y sus dos hijas también son scouts. “Somos cuatro en casa y los cuatro somos scouts. Una de mis hijas, que tiene 28 años, es educadora y trabaja conmigo en el órgano máximo zonal. La más chica está cerrando su ciclo en el grupo Don Bosco”, destacó.

Trasladar la pasión a más personas

Desde su rol como director zonal, Garepia coordina todos los grupos y distritos scouts de la provincia. Pero también tiene claro que, aunque el adulto guía, el aprendizaje es mutuo:

“Nos autoformamos constantemente. No somos perfectos. Nos fortalecemos con lo que transmitimos, pero también nos retroalimentamos de las niñeces y juventudes, que tienen una mirada distinta. El adulto tiene que desestructurarse para volver a estructurarse y así poder guiar de verdad.”

Cada grupo cerró la jornada con su grito característico, una tradición que refuerza la identidad scout. Foto: Diario La Provincia SJ.

Una vocación que no se detiene

A cinco décadas de su inicio en el movimiento, Rolo afirma que ser scout no es un título, sino una elección diaria.

“Ser scout es algo grandioso. Marcó y sigue marcando mi vida. Es la búsqueda continua de la felicidad, más allá de los recursos. No es solo una actividad, es una forma de ver y vivir la vida”, finalizó.