Desde la mañana, decenas de historias de fe conmovieron en el santuario de San Cayetano, en el barrio Parque Industrial, en Chimbas. No sólo para pedir sino para agradecer y en algunos casos, cumplir promesas “de por vida”, los fieles se emocionaron ante el santo del trabajo, el pan y la paz y compartieron la oración y la esperanza.
Una de esas historias es la de Valentín Beretta, que llegó al santuario desde el barrio Los Tamarindos, por una gracia alcanzado por intercesión del santo. “Vine hace 6 años a pedirle a San Cayetano que me ayudara a conseguir un trabajo. Me hizo la bendición de darme el trabajo en el que estoy: soy administrativo en Salud pública. Así como él me ayudó a mí, yo ayudo a todos los devotos que llegan“, expresó a Diario La Provincia SJ.
Resaltó que, además de tener asistencia perfecta al la fiesta patronal, promueve la fe en San Cayetano. “Vengo todos los años a agradecer. Me saco una selfie ahí y les digo a todos los amigos y amigas que vengan. Así como tuve yo la bendición de él, que la tengan todos“, contó.
Su devoción y fe en el santo es inmensa. “Es lo más grande que nos dejó Dios. Porque es una herramienta fundamental que Él tiene para ayudar a quien lo necesita. A mí me ayudó y a muchos. Siempre ayuda al que más lo necesita. La devoción es grandísima; noto que cada año crece más“, expresó contento de poder ser parte un año más de las celebraciones.
En tanto, Luciana y Lucy Burgoa, son hija y mamá unidas por la fe a San Cayetano. Desde Las Chacritas, en el departamento 9 de Julio, llegaron a rezar llevando en mano estampitas y espigas de trigo, símbolos de San Cayetano. Para ellas, este año fue especial ya que el anterior no pudieron asistir y era “una materia pendiente”.
“Venimos a agradecer por el trabajo de nuestra familia y tener el pan sobre la mesa. Venimos con mucha fe y siempre estamos al lado de la iglesia agradeciendo. Este es un momento muy bonito para venir a compartir“, destacó Luciana. Y resaltó que su devoción viene de una tía, Ana María, que, aunque falleció, les dejó ese legado de fe.
“Ella era muy devota de San Cayetano. Cuando era chiquita, me cuidaba y me traía caminando desde otro lugar de Chimbas al santuario. Nos dejó esta devoción que es muy grande en Argentina y se va contagiando y se sigue transmitiendo”, resaltó.
La misma tradición de fe abraza, Rolando Naranjo, un capitalino que se definió como “un ferviente creyente de San Cayetano, desde hace muchos años”. En eso, sus padres tuvieron mucho que ver.
“Soy de una familia de trabajo y mi madre y mi padre nos inculcaron esta hermosa costumbre de venir siempre a saludarlo. Considero una obligación venir a agradecer por todo lo que nos da, porque ya gracias a dios nuestra familia está bien de trabajo”, contó. Pero su sentido social fue más fuerte en sus oraciones de este año.
“Pido a Dios que nos ilumine e ilumine a la gente que nos está manejando para que realmente podamos tener paz todos. No sirve de nada que yo esté bien, si a los demás no los veo bien“, resaltó.
Rolando llegó con su hijo, al que le transmitió la devoción y honró a su mamá que trabajó durante muchos años en la parroquia de Guadalupe. “Toda la familia es muy creyente; mis hijos y mis nietos y pedimos no sólo trabajo, sino paz para todos“, sentenció.
Los pedidos para San Cayetano
- Valentín Beretta: “vengo a pedir trabajo para aquel que no lo tiene y también, para agradecer particularmente el mío. Gracias a su intercesión, tengo el pan todos los días para mi familia”.
- Luciana Burgoa: “venimos a agradecer el trabajo para la familia y que nunca nos falte”.
- Rolando Naranjo: “pido por salud y el trabajo del país, fundamentalmente. Estamos pasando por un mal momento y me siento responsable, a mi edad, de malas decisiones como país”.
