San Juan está en una “ventana” que favoreció las nevadas en la Cordillera, este año, pero la incidencia de un fenómeno afectaría las precipitaciones para la próxima temporada. Es por ello que desde la UNSJ se impulsó que la gobernanza del agua se planifique a 5 años como mínimo e incluso se extienda la mirada a 10 años, pensando en cómo andministrar mejor el recurso.

Es que es inminente el ingreso del fenómeno La Niña y con ello, nuevamente las precipitaciones en abundancia y frecuencia bajarán. “Hay datos muy importantes: uno proviene del CIIFEN, que es un centro en Ecuador que estudia el fenómeno de El Niño en el Hemisferio Sur, y en el que todos sus modelos muestran la tendencia que las precipitaciones sólidas (níveas en Cordillera) en San Juan tiene alguna relación con lo que ocurre en el Océano Pacífico, a la altura de Ecuador. Se trata de los fenómenos Niño y Niña (ENSO)”, explicó a Diario La Provincia SJ, el Mg. Silvio Pastore, investigador y director del Gabinete de Estudios de Geocriología, Glaciología, Nivología y Cambio Climático de la UNSJ.

En ello, “el Niño provoca más nevadas que en los fenómenos Niña. Lo que que está pasando es que la Niña dura más tiempo. En Ecuador utilizan la expresión que “las Niñas cada vez están más gordas”, mientras que el Niño dura menos y está “más flaco”. Esto se traduce en que la tendencia de las precipitaciones en Cordillera van a durar menos. Los períodos de humedad se acortan y se alargan los de sequía. Eso ya lo estamos viendo, observando y midiendo en los caudales de nuestros ríos. En ello, nuestro sistema de represas es muy bueno y más si se lo utiliza para lo que fue diseñado y no en función de una decisión política del gobierno de turno”, dijo.

De acuerdo a Pastore, el fenómeno El Niño incidió desde julio de 2023 hasta marzo del 2024 en San Juan. Luego se ingresó a una fase neutra, que es la actual, “con altas posibilidades, del 70%, que ingresemos a un fenómeno Niña. Si no ocurre en el último trimestre de 2023, lo haremos en enero, febrero o marzo del 2025. Estará más tiempo presente con pocas precipitaciones, interrumpidas por alguna nevada importante pero difícilmente muy abundante. Las probabilidades bajan”.

El investigador detalló que los caudales de los ríos sanjuaninos “tienen tendencia negativa”, lo que les significa a los investigadores un dato alarmante. “Si tomamos los últimos 10 años, han disminuido un 50%. Ese dato y la tendencia son claros por lo que hay incertidumbre en que ello seguirá a la baja. Por lo que es necesario y urgente un uso eficiente del recurso y un cambio en la gobernanza del agua a corto, mediano y largo plazo. Si hoy sobra agua, tengo que administrarla para cuando falte”, destacó.