Brocheriano de compromiso, devoción y acción, Ricardo Díaz recibió la noticia más deseada pero, a la vez, inesperada en febrero de 2022, en plena incidencia de la pandemia. Su libro “Me llaman José Gabriel”, dedicado al santo argentino, había llegado a manos del Papa Francisco. Una foto atestiguó el momento y el sanjuanino cumplió así uno de los sueños que tenía desde que editó su obra.
La generosidad y el gesto de monseñor Santiago Olivera, obispo castrense, fue clave. “Con monseñor tenemos un contacto asiduo por WhatsApp y sentimos que él sigue unido a nuestra comunidad de Nuestra Sra. de la Merced, en Pocito. Él, cuando fue obispo de Cruz del Eje, autorizó la llegada de la reliquia de Cura Brochero a nuestra capilla. A los dos o tres años de la llegada de la reliquia, vino a celebrar una misa y desde entonces, mantuvimos el contacto. Cuando escribí el libro, en 2019, le pedí que lo prologara y con mucha alegría lo hizo”, detalló Ricardo a Diario La Provincia SJ.
Cuando su libro (en el que relata en versos la relación de Brochero con el caudillo gaucho Santos Guayama) estuvo listo, le envió un ejemplar a monseñor y otro “de yapa” con una expresión de deseo. “Si alguna vez tiene la oportunidad de estar con el Papa, le pido un favor: que se lo haga llegar”, escribió Ricardo. No pensó que realmente, Olivera no iba a olvidar ese mensaje ya que el tiempo pasó y aunque ambos siguieron en contacto, el tema no volvió a surgir.
Por eso, cuando en diciembre de 2021, el obispo castrense le dijo que viajaría al Vaticano y que iba a cumplir con su deseo, quedó sorprendido y expectante. Tenía previsto un encuentro con el Papa Francisco a principios de enero pero el coronavirus retrasó su viaje. Aunque Díaz pensó que la reunión no se había concretado, le llegó la confirmación de Olivera que había entregado el libro en manos del Papa y había foto de ello. “Hoy entregué tu libro al Papa y le hablé de vos y de San Juan”, le comentó brevemente Monseñor y el brocheriano sanjuanino estaba más que emocionado.
La noticia fue celebrada en San Juan y fortaleció el espíritu brocheriano que iba en franco crecimiento. “Sentimos que Cura Brochero iba a tener un protagonismo en esta pandemia por el cariño que la gente le tiene y que él demuestra con los devotos. Siempre está intercediendo y pidiendo por la gente. Y recordamos que cuando él recién comienza su ministerio como sacerdote, vive una epidemia de Córdoba y andaba de enfermo en enfermo, asistiendo y consolando. Por eso, era el santo que se necesitaba en estos momentos en los que muchos se volcaron a la fe”, detalló el brocheriano.
“La comunidad brocheriana ha crecido en San Juan y las imágenes del santo han llegado a casi todas las parroquias”, destacó. Y en ello, recordó que fue en el Papado de Francisco que Cura Brochero se convirtió en el primer santo argentino.