Susana Muñoz tiene 54 años de edad, es diabética y tiene asma crónica. En el 2024 le diagnosticaron lumbociatalgia y una hernia de disco, lo que le acarrea una dura lucha contra el dolor crónico y una serie de obstáculos que le impiden acceder a la cirugía urgente que necesita. Esta alteración de la columna lumbar le provoca intensos dolores en la zona baja de la espalda, que se irradian hacia su pierna debido a la compresión del nervio ciático. A pesar de contar con la autorización de Incluir Salud y un pedido de ayuda a Desarrollo Humano para someterse a la operación, los insumos necesarios para realizar la intervención nunca llegan a las ortopedias, lo que retrasa aún más su tratamiento.

Es todo muy doloroso, yo camino y me tengo que agachar para que se me pase el dolor, sentarme. Y de ahí sigo caminando“, contó Susana a Diario La Provincia SJ, mostrando la dificultad de llevar una vida normal con este dolor constante. Además, añadió que tiene un hijo con esquizofrenia, lo que hace aún más urgente para ella poder recuperarse y poder continuar con el cuidado de su familia. “Le dije al médico que necesito que me opere, primero para estar bien y segundo porque tengo que cuidar a mi hijo“, expresó.

El dolor de Susana comenzó el año pasado, en febrero, cuando comenzó a experimentar molestias en la espalda baja. Después de varias consultas médicas y sesiones de kinesiología, le realizaron una resonancia que reveló un “hueco” en la columna que necesita ser rellenado y estabilizado con tornillos, además de la hernia de disco que complica aún más su estado. El tratamiento indicado por su médico fue claro: cirugía para aliviar el dolor y evitar mayores complicaciones.

A pesar de tener la operación autorizada desde agosto de 2024 por Incluir Salud, y de que todos los trámites necesarios para la cirugía fueron completados, Susana sigue esperando. “Ya está todo autorizado, pero llevo siete meses sin poder operarme en el Marcial Quiroga. El médico me dice que no llegan los insumos necesarios para la operación, como los tornillos y los taladros“, relató angustiada.

A lo largo de estos meses, Susana ha visitado las ortopedias y la obra social en repetidas ocasiones, buscando respuestas que nunca llegan. “Me mandaron a la obra social muchas veces, y ya me dieron una copia donde dice que todo está autorizado, pero no ha cambiado nada. Mi hija entregó los papeles, pero las ortopedias me dicen que no hay nada“, explicó. Según lo que le informaron en Desarrollo Humano, debería ser el médico quien retire los papeles y coordine los insumos, pero el proceso parece estancado en alguna parte de la burocracia.

La frustración de Susana es palpable, pues ya lleva meses esperando y sigue sin obtener una solución a su problema. “Voy y vengo, ya pasaron siete meses, y todavía no tengo una fecha para la operación“, lamentó Susana quien continúa esperando la ayuda que necesita para aliviar su dolor y mejorar su calidad de vida.