Los rasgos de la inconsciencia son evidentes en muchas de
nuestras acciones cotidianas, incluso en aquellas que nos parecen racionales.
Es el caso de los prejuicios étnicos o
raciales que tienen bases cerebrales, según el
neurocientífico sanjuanino Agustín Ibañez que trabaja en el Laboratorio de Psicología Experimental de INECO.

Para comprobarlo realizó un estudio en Chile mediante un
test de asociación implícita a chilenos no indígenas y a otros, identificados
con la etnia mapuche, característica del país trasandino.

Como resultado, comprobó que en 170 milisegundos se pueden detectar las inclinaciones racistas
de una persona. Para ello, el denominado componente N170 fue el que explicó las
reacciones de los 36 voluntarios que participaron en la prueba y que se asocia
la negatividad (N) con la medida de tiempo (170 milisegundos).

Según contó Ibañez sobre su estudio, “cuando vemos un rostro le
otorgamos características sociales a una persona que no siempre se corresponden
a la realidad. En esto intervienen las estructuras órbito frontales del cerebro
y la amígdala cerebral da señales acerca
de cosas que le son menos familiares”.

¿En qué consistió su experimento? Primero, se clasificaban caras de chilenos no
mapuches y de indígenas y debían colocarse a la izquierda o a la derecha de la
pantalla de una computadora. Luego, se le pedía al participante que clasificara
palabras positivas o negativas. Así se llegaba a la tercera fase en la que se
combinaban palabras y rostros.

Ahí se detectó que rápidamente el chileno no indígena asoció a los mapuches con palabras negativas. Para el neurocientífico
sanjuanino “esto es cultural, es decir tendemos a clasificar positivamente a
nuestro grupo de pertenencia, aunque no lo pensemos ni razonemos así. Ahí
interviene el inconsciente”.

Ahora bien, estos procesos automáticos e irracionales
generalmente no se condicen con nuestras opiniones explícitas. “Ser racista
está mal visto por lo que si se hace un cuestionario explícito a una persona,
su respuesta puede ser contraria”, afirmó.

Pero esto puede cambiarse de raíz. Para guiar esas respuestas automáticas para eliminar
los prejuicios raciales, Ibañez opinó que “hay que trabajar mucho con los niños
y los adolescentes en un aprendizaje cultural que elimine los factores
negativos”.